"Si no eres natural, no puedes ser feliz"

A pesar de su juventud -tiene tan solo 20 años-, la novia de Carles Puyol posee una claridad de ideas poco frecuente para su edad. Inmersa en el mundo de la moda casi desde que era una niña, Malena Costa ha madurado con rapidez algo que, unido a su excelente imagen, la convierte en un atractivo para eventos como el de Moda Cálida de Canarias -donde desfiló a principios de verano- o la presentación de Zumba Fitness en Madrid acto en el que, junto a Julio José Iglesias, actuó como madrina. Y es que la modelo ocupa uno de los primeros puestos en las listas de las tops favoritas del momento, situación que ella analiza desde la distancia y sin despegar los pies de la tierra.
-¿Cómo está asimilando la expectación que despierta últimamente entre los medios?
-Bien. Por mucho que ahora se me conozca, llevo mucho aquí. Lo que pasa es que solo te tienen en cuenta si sales en la prensa del corazón. Piensa que, con 14 años, ya estaba en Elite Model Look y que después llegó Súpermodelo. No provengo de la nada y, lo que viene deprisa, deprisa se va.
-Lo malo de su profesión, cuando se tiene pareja, es viajar tanto, ¿no?
-En eso, mientras podamos cuadrar las agendas, no tengo ningún problema.
-A propósito, ¿por qué las modelos suele acabar manteniendo relaciones con futbolistas?
-No lo sé. Supongo que te mueves por los mismos círculos y acabas enamorándote de las personas que te rodean.
-Pensaba que era por el tópico de "chica guapa con chico guapo"…
-¡No, que va! A mí el físico no me importa mucho. Aunque no lo creas, me fijo más en la persona.
-¿Irá a la playa en vacaciones?
-Por supuesto. Me encanta y, siempre que tengo oportunidad, aprovecho para tomar el sol. No tengo demasiado problema con la piel porque soy morena con lo que me protejo con cremas solares y me meto en el agua todo lo que puedo.
-El deporte también le gusta, ¿verdad?
-Sí. Y de todo tipo: correr, caminar, en el mar… Aparte, dos de mis aficiones son bailar y la música con lo que estoy encantada con el Zumba Fitness.
-¿Con qué ritmos se atreve?
-Con todos. Salsa, merengue, reaggetton… ¡hasta danza del vientre!
-¿Le obsesiona, como a algunas compañeras de profesión, el cuerpo?
-Todo lo contrario. He luchado por gustar como soy. Incluso, con 13 anos, le dije a mi padre que si no me elegían tal y como era no quería este trabajo.
-¿No le condicionan su día a día los fotógrafos inesperados?
-Para nada. Intento mantener mi vida como antes de ser conocida. Cuando me apetece ir de fiesta o tomar un café, salgo, lo hago. Si no eres natural, no puedes ser feliz.
-¿Hay alguna meta en su camino?
-Ninguna. Voy subiendo escalones paso a paso.
-Se expresa de una forma demasiado segura para su edad…
-Para mí sigo siendo una niña pero las cosas que te pasan hacen que veas todo diferente.
-¿Planes futuros?
-La verdad es que no proyecto a largo plazo porque mi presente puede cambiar por completo en dos meses. Es lo bueno y lo malo de esto. De todas maneras, cuando lo deseo, puedo tomarme unas pequeñas vacaciones con lo que, es cuestión de organizarme con la familia y mi novio. Luego, más en general, estudiaré para ser actriz o lo mismo me decido por algo relacionado con los animales. Un voluntariado en una protectora, no estaría nada mal…